La semana pasada pude ver “Birdman”, la película de Gonzalez
Iñarritu, el director mexicano de Amores Perros (es la película que mejor
recuerdo de él – esa especie de historia coral, articulando distintos
personajes y sus perros que navegan por el DF de México en curso de colisión, con
un Gael Garcia Bernal jovencito).
Birdman no me mató, pero me gustó bastante… tiene ese aire
de tristeza casi permanente que me suele atraer / atrapar cuando voy al cine.
Creo que de alguna manera me pude identificar con el personaje principal. Todos
somos un poco Riggan Thomson. Todos fuimos alguna vez un súper héroe o jugamos
a serlo. A la mayoría se le pasa después de la adolescencia... Yo también necesito a veces esa voz interior que me
dice que nada es imposible, que puedo volar, que soy un Dios. Y soñar. Soñar
despierto. Mover el mundo con un dedo. Fulminar con solo una mirada mortal al
hijo de puta que me cierra en la calle con su camioneta nueva… La voz en mi cabeza
me dice que ese tipo pelado, con cara de cansado del espejo no soy realmente yo.
Yo soy joven, bello de una manera especial.
Mientras terminaba de ver la película no pude dejar de
pensar que Michael Keaton también es “realmente” Riggan Thomson, el personaje principal
que interpreta en la película. Ya lo deben haber dicho un millón de veces. Michael
fue Batman, el Batman hermoso / loco de Tim Burton. Como el personaje de
Riggan, después hizo un montón de películas chotas, intrascendentes… pero él
siempre va a ser Batman... Y ahora tenía la oportunidad de redimirse / si acaso
ganar un Oscar con su actuación. Él también se jugaba todo con esta película.
Como en la escena donde Riggan le dice al personaje de la crítica de espectáculos,
quien le está prometiendo destruir su obra con su próxima crítica: “¡esta obra
me costó todo lo que tengo!”. Imposible olvidar el instante en que anuncian el
ganador del Oscar a mejor actor y Michael busca en su bolsillo el papel que había
preparado con los agradecimientos… hasta que se da cuenta que no lo nombran a él.
Todos somos un poco Riggan Thomson… viviendo una vida que no
es la nuestra… corriendo en pelotas… subiendo a un escenario para gritar que
nosotros también merecemos ser amados… al borde de un salto liberador… ese
fogonazo final que nos eleva por encima de la existencia cuerda / aburrida de
los simples mortales.
VEAN BIRDMAN!