Saturday, September 13, 2014

Anecdota: la del viejo cuento de ciencia ficcion

Versión revisada, adaptada para caber en aproximadamente 600 palabras...


A veces, cuando me siento lejos, lejos de casa, o cuando aun estando en mi casa, me siento lejos, suelo recordar un cuento que leí hace mucho. Se trata de un cuento de ciencia ficción de James Tiptree Jr. que se titula "El hombre que volvió".

Lo leí por primera vez en un número de la revista de ciencia ficción El Péndulo, siendo aún un adolescente, hace muchos años, en la ciudad de Posadas, Misiones, en una época en que todavía creía que iba a poder viajar a las estrellas. El cuento es hermoso, triste, me deja siempre una sensación de melancolía en el medio del pecho. Es un relato que de alguna forma comienza y termina en un mismo punto del tiempo y el espacio, saltando entre 2 hilos narrativos, conjugando siglos de futura historia post-apocalíptica, con flashes del desgarrador viaje temporal del protagonista. Un viaje imposible, contra toda probabilidad, a lo largo de 50.000 años, tratando de volver a su casa, a su familia, ya inexistentes, vaporizados, disueltos al momento mismo del inicio de su viaje.

De alguna manera, salvando las distancias, creo que a lo largo de los años siempre me sentí identificado con el astronauta protagonista del cuento. Yo nunca pude viajar por el tiempo y el espacio. No soy el causante de una explosión que casi termina destruyendo a la humanidad. Es solo que siento que yo también estoy siempre viajando, alejándome, sintiendo esa desesperante necesidad de volver. Volver a un lugar que probablemente ya no existe. Como nos pasa a veces cuando queremos volver a un lugar de la infancia que hace mucho no vemos y cuando logramos llegar ya no es como lo recordábamos.

Y así es como a lo largo de los años, de vez en cuando, en esos momentos en que me asalta la melancolía, siempre vuelvo a buscar el cuento y a su protagonista. Hasta esta semana. Y es que esta semana, estando muy lejos de mi casa por un viaje de trabajo, tuve unos de esos momentos en que quise recordar el cuento. Lo busqué en Internet. Re-descubrí que James Tiptree Jr. en realidad era una señora, psicóloga ella, que trabajó durante un tiempo en la CIA, que se llamaba Alice Sheldon. Encontré el cuento en una versión en castellano bastante decente publicada en un ignoto blog y lo volví a leer. Y me volví a emocionar con la historia de John Delgano, el astronauta imposible, el monstruo, el hombre que volvió. Y esta vez descubrí algo que no podía recordar y que ya no voy a poder olvidar: el accidente del cuento, el experimento fallido que da inicio al viaje temporal y al apocalipsis nuclear que casi destruye la civilización, ocurre en los laboratorios de investigación que están situados geográficamente en el condado de Bonneville, en el estado de Idaho, Estados Unidos.

Casualidad. Destino. Probabilidad.


Durante estas 2 últimas semanas, al momento de releer el cuento, en este instante, mientras escribo estas palabras, yo mismo estoy en Idaho, en el condado de Bonneville, a pocos kilómetros de los laboratorios citados por Tiptree... tratando de volver.