Saturday, December 14, 2013

Spanglish II

Me había quedado pensando en como les fue a la pareja del Jefe de Cátedra y su alumna cuando salieron del bar (Spanglish)...


Abrió los ojos lentamente. Intento reconocer el lugar en la oscuridad. Esta no era su cama. El cuerpo a su lado no era el de su mujer. Reconoció las curvas de la cadera bajo la sabana. Se acerco lentamente a ella y sintió su olor. La mezcla del aroma de su piel con el perfume que él había empezado a reconocer en los pasillos de la facultad varios meses atrás.
Se dio cuenta que estaba despierto cuando el sentimiento de culpa le broto del pecho hasta la boca. Una parte de él quería gritar, aullar en la oscuridad que esto estaba mal. Estaba mal, el no tenía que estar ahí, en esa cama con ella. El universo acechando otra vez.

Se quedo mirando el techo mientras pensaba. Pensaba en que esto no podía estar pasando. No podía ser que la alumna brillante de su clase que podía tener cualquier pendejo que quisiera pudiera haberse enganchado con él. “Enganchado”. Definitivamente estaba encarando la cosa desde el punto de vista incorrecto. Solo habían coqueteado / histeriqueado un poco en la facultad, un poco mas fuera de la facultad y habían tenido sexo una vez, esa noche. No significaba nada. O si. Para el sí. Para el significaba algo, mucho. Ella era realmente tan hermosa / desnuda como la había imaginado. Perfecta / Imperfecta.

La volvió a mirar en la oscuridad. Ese cuerpo dormido representaba cierta especie de revancha. El final de años de quedarse con las ganas. Salir de su refugio de intelectual reservado. ¡Cagón! le hubiera gritado ella si estuviera despierta y pudiera leerle la mente. Por un instante, imaginó que  a partir de su aventura con ella, muchas otras minas, pendejas, lo empezaban a acosar. Como si fuera un Bukowski sub-desarrollado que a mitad de camino deja de ser solo el jefe de una cátedra para volverse un tipo interesante, una especie de curioso juguete que hay probar.

Imagino el lugar común de sus ex novias cruzándolo en la calle, saliendo de un bar con ella de la mano. Sus caras diciendo ¡Que hijo de puta! - Era tan aburrido, tan poca cosa cuando estaba con nosotras.

La culpa lo volvió a traer al presente, a la real realidad de esa habitación de un departamento que no era el suyo.

Se levanto despacito. Busco la ropa desparramada por el suelo y se vistió tratando de no hacer mucho ruido. Encaro para la puerta mientras pensaba qué carajo le iba a decir a ella la siguiente vez que la viera y salió al pasillo en silencio, buscando la madrugada.



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Se despertó con el acto reflejo de manotear el celular. Un mensaje entrante. Whatsapp probablemente. Ya era de día. La luz filtrándose intensa por los bordes de la cortina de blackout, recortando el rectángulo de la ventana. La cama revuelta. Los recuerdos que se empezaban a filtrar a través del sueño y una leve resaca. No se dio cuenta cuando él se fue. Hijo de puta, no se despidió. Se escapo en medio de la noche mientras ella dormía como una morsa. Su papa siempre le había dicho así cuando ella era chica, que dormía como una morsa, como fuera que durmieran las morsas.

Se froto un poco los ojos y miro la pantalla del celular. Mensaje de Whatsapp. El grupo de compañeros de la facultad. Joda esta noche en lo de Mariela. Otro mensaje. Mensaje privado de Facebook. Gustavo te quiere ver. ¿Qué le pasa a este pibe? Que tuviera novia no le molestaba. Era más bien esa indefinición permanente. En la cama la pasaban bárbaro, pero es como que a ella eso le estaba empezando a resultar insuficiente y cuando lo encaro para hacerle la clásica pregunta ¿nosotros que somos?, el vago se fue en rodeos y terminaron peleados por unos días. ¿Qué le pasaba a ella con este pibe? Normalmente lo hubiera mandado a cagar a la primera, pero por alguna razón que no entendía muy bien, seguía aguantando esa situación chota que la ponía en un lugar incomodo. 

Pensó que hubiera dicho el profe al respecto. El profe le hubiera hecho una pregunta, la hubiera mirado con esos ojos con que la miraba siempre y le hubiera dado una explicación que seguramente no le iba a gustar, pero que estaba segura que era racional / correcta. Eso le gustaba del profe, no lo de la respuesta correcta, fundada en su conocimiento de los libros y la vida, sino lo de la forma de mirarla. La primera vez que se dio cuenta de cómo él la miraba, fue una vez que estaban conversando con otros compañeros en el bar de la facultad y en un momento, mientras discutían sobre el uso político del discurso o algo por el estilo, cuando ella fue a buscar la mirada de él, descubrió que él miraba sus piernas, disimuladamente. Y volvió a buscar esa mirada puesta en ella, una y otra vez. Y de a poco ella también fue dando algunas señales, y juntos fueron dejando un rastro de miguitas que los llevo de una u otra forma hasta la noche anterior. Y recordó la mirada de él mientras hacían el amor. Y recordó el sueño que él le contó después.

Había soñado que la encontraba desnuda en el pasillo de la facultad y todos estaban alrededor, compañeros, profes, señalándola, riéndose, sacándole fotos con sus celulares. Y el se abría paso entre todos y la cubría, protegiéndola, apartándola de las miradas. Y el sueño terminaba cuando él la miraba a los ojos y se daba cuenta que ella sonreía, disfrutando ser el centro de las miradas.

Otro mensaje. ¿El profe? El profe no usaba el celular. No como ella. Eso también le gustaba.

La cancion mas triste de la semana

Esta semana hice un pico de tristeza… Mientras sentía como el bajón me iba embargando, manotee el celular como para buscar algo que me hiciera sentir mejor y termine abriendo el video de la canción “Blower’s Daughter” de Damien Rice. Es una de las canciones más tristes que conozco. Por algún motivo extraño es el único video que tengo bajado al celular. La canción pertenece a la banda de sonido de la película “Closer”. La película me gusto mucho. Es una de esas películas que de alguna forma logran conmoverme, activando algún mecanismo de auto reconocimiento, identificación con lo que pasa en la pantalla. Es como dice Daniel Salzano, Hollywood pone un pequeño porcentaje de la historia y los personajes y uno completa el resto. Y es que uno también estuvo alguna vez en una esquina esperando a alguien que nunca iba a llegar. Uno también fue alguna vez como Alice, el personaje de Natalie Portman. Una persona con un nombre inventado, con un pasado inventado a medida del interlocutor de turno.